Está creciendo la noche,
madre de los pensamientos
y se oyen gemir vientos,
en la calma de un reproche,
se quiebra el último broche,
renace la desnudez,
grandeza de sencillez,
con amor y transparencia
para abrir nueva conciencia
y abonar la madurez.
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El poema conserva la cadencia en toda su trayectoria, veo que te gustan las rimas, que no me han sonado forzadas, sino más bien parte de una danza de palabras.
ResponderEliminarA mí también me gusta la noche, Pedro.
Saludos.